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Una pedagogía desde el humanismo cristiano. La identidad educativa del CEU

  • Foto del escritor: jose david 22
    jose david 22
  • 18 sept
  • 4 Min. de lectura

Ed. Alfonso Martínez-Carbonell López, Ana Sánchez-Sierra Sánchez y Patricia Santos Rodríguez. Editorial Dykinson S.L.


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En un momento en el que la educación parece debatirse entre la innovación tecnológica, las exigencias del mercado laboral y la búsqueda de sentido por parte del alumnado, resulta refrescante encontrarse con obras que devuelven el foco a lo esencial: la formación integral de la persona. Ese es el propósito de Una pedagogía desde el humanismo cristiano. La identidad educativa del CEU, editada por Alfonso Martínez-Carbonell López, Ana Sánchez-Sierra Sánchez y Patricia Santos Rodríguez, y publicada por Dykinson S.L. Lejos de ser un manual institucional, el libro combina historia, reflexión filosófica y ejemplos prácticos para mostrar cómo el CEU entiende la educación: como un proceso que sitúa en el centro la dignidad humana, la formación en valores y el compromiso social.


El núcleo del libro es la reivindicación del humanismo cristiano como marco pedagógico. En una época en la que el término “humanismo” se suele asociar a perspectivas seculares, los autores recuerdan que la tradición cristiana ha sido, históricamente, defensora de la dignidad de la persona en su integridad. Este enfoque se traduce en prácticas docentes concretas como la atención personalizada al alumno, la educación integral que va más allá de lo académico, el acompañamiento en la maduración ética y social y la apertura al diálogo entre fe, cultura y ciencia. El planteamiento no pretende ser excluyente, sino aportar una mirada que pueda enriquecer el debate pedagógico actual.


Uno de los capítulos más valiosos es el que aborda los orígenes del CEU. Allí aparece la figura del P. Ayala, que “colaboró junto al P. Pedro Poveda, el P. Andrés Manjón y el maestro de primera enseñanza Manuel Prieto, en la creación de la Asociación de la Enseñanza Católica”. Este dato sitúa al CEU en diálogo con grandes referentes de la pedagogía española: Pedro Poveda, impulsor de la Institución Teresiana; Andrés Manjón, creador de las Escuelas del Ave María; y Manuel Prieto, maestro comprometido con la enseñanza popular. El CEU, por tanto, nace en conexión con movimientos educativos innovadores y profundamente sociales. A lo largo de las décadas, la institución ha consolidado una red de colegios y universidades, manteniendo un ideario común y actualizando su identidad en función de los retos de cada época.


El libro sintetiza los principios pedagógicos que sostienen el modelo CEU. Entre ellos se encuentra la centralidad de la persona en todas sus dimensiones, la formación en valores como parte inseparable de lo académico, la excelencia académica entendida como rigor y búsqueda de verdad, el acompañamiento personal y cercano del profesorado y el compromiso social que se traduce en proyectos solidarios y voluntariado. Para los docentes, estos principios son un recordatorio de que educar no puede reducirse a transmitir contenidos, sino que implica también orientar y acompañar.


Uno de los aciertos del libro es su honestidad al señalar los retos de una institución de estas características. Entre ellos se destacan el pluralismo religioso y cultural, que plantea la pregunta de cómo mantener identidad sin excluir a quienes no comparten la fe; la innovación metodológica, necesaria para actualizar las prácticas pedagógicas sin perder coherencia; la inclusión educativa, que obliga a reforzar programas para atender a la diversidad social y económica; y la libertad académica, que debe garantizar la investigación y la docencia en diálogo crítico con la ciencia y la cultura. Estos desafíos no son exclusivos del CEU: interpelan a todo el sistema educativo.


El libro también muestra cómo los principios se aplican en la práctica, y ahí se encuentra uno de sus mayores atractivos para el profesorado. Se mencionan experiencias de aprendizaje-servicio que vinculan teoría y compromiso social, estrategias de evaluación formativa que acompañan el proceso más que sancionar con una nota, proyectos de voluntariado y emprendimiento social y programas de orientación vocacional entendida como búsqueda de sentido y no solo de empleo. Son ejemplos que cualquier docente puede adaptar a su contexto, más allá de compartir o no el ideario confesional.


La obra ofrece al profesorado varias aportaciones de interés: una mirada histórica valiosa sobre el CEU y su evolución, una fundamentación filosófica que conecta pedagogía y humanismo cristiano y experiencias prácticas transferibles a cualquier centro. Como límite, se podría señalar que faltan voces externas que aporten una crítica más plural, o testimonios de alumnos que no compartan la fe. Sin embargo, la apertura al debate y la autocrítica compensan en buena medida este aspecto.


Una pedagogía desde el humanismo cristiano. La identidad educativa del CEU es un libro recomendable para docentes que deseen reflexionar sobre la finalidad profunda de la educación. Más allá de la institución concreta, ofrece claves para repensar la tarea de enseñar como un proceso integral, en el que se unen conocimiento, valores y compromiso social. En tiempos de incertidumbre educativa, esta obra recuerda que la misión de los centros y del profesorado no es solo preparar para un empleo, sino formar personas capaces de vivir con coherencia, libertad y responsabilidad.


Gracias a D. Alfonso Martínez-Carbonell López por haberme cedido y dedicado este libro que tendré como referencia para mis clases con los alumnos y aplicaré como míos los valores con los del CEU.

 
 
 

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